Tips o truco te hará la vida mas fácil en la cocina. Las cebollas es uno de los vegetales más usados en la cocina. Están presentes en casi todas las recetas, así que congelarlas nos pueden ahorrar un montón de tiempo. Si hay otra verdura que solemos utilizar tanto en la cocina como la cebolla, esa es el pimiento. Protagonista de los sofritos en muchas recetas, el pimiento es una hortaliza rica en vitamina C que le da un delicioso sabor a las comidas. Recuerda siempre trabajar con pimientos frescos, sean rojos, verdes o amarillos. Eso sí, congélalas solo cuando estén frescas.
INGREDIENTES:
2 Kg Cebollas
2 kg Pimiento rojo y verde
Aceite de oliva virgen
ELABORACION:
Retira la piel de la cebolla, así como las partes marrones o feas de los tallos. Córtala en trozos.
Limpia los pimientos cuidadosamente y enjuágalos en agua a temperatura ambiente o fría. Al frotarlos bien, te asegurarás de eliminar restos de suciedad. Retira los tallos y las semillas del pimiento. Córtalo por la mitad y levanta el tallo, así retirarás con él la mayor parte de las semillas. Cuando esté 100 % libre de ellas, vuelve a pasar las partes del pimiento por agua. Picamos en trocitos pequeños
Colocamos la cebolla y el pimiento picado en el vaso picador, añadimos aceite y lo trituramos, no hace falta poner demasiado aceite, solo lo suficiente para poder triturar bien. Una vez triturado lo colocamos en en una cubitera de hielo, llevamos al congelador hasta que estén totalmente congelados los cubitos. Después los sacamos y metemos en una bolsa de congelación bien cerrada, podremos conservarlo meses y siempre lo tendremos a mano a la hora de preparar nuestras salsas o sofritos.
Puedes congelarlos en mitades, en tiras o en trozos pequeños. Córtalos como prefieras.
Coloca agua a hervir e introduce los pimientos durante 2/3 minutos aproximadamente para escaldarlos. Sumérgelos en agua helada y déjalos enfriarse por unos 3 minutos más. Escúrrelos y sécalos.
Ahora, puedes introducirlos en el congelador en una bandeja. Una vez estén congelados, puedes introducirlos fácilmente en una bolsa de congelación para ahorrar espacio. La idea es evitar que se peguen entre sí, para que luego sea más fácil cocinarlos.
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